Marketta Schilling, la creadora de El Bulli, falleció en la madrugada del 31 de octubre, a los 87 años de edad.
La historia de El Bulli comienza cuando Marketta Schilling y su esposo, el doctor Hans Schilling, se enamoraron de la Cala Montjoi. Decidieron adquirir en ella un terreno para construir una casa y en 1962 abrieron el primer Bulli, que era un minigolf.
Precisamente el origen del nombre de El Bulli proviene de que Marketta y su esposo tenían unos perros bulldogs franceses, que eran como los que pintaba Toulouse Lautrec y a los que les llama coloquialmente Bulli.
Precisamente el origen del nombre de El Bulli proviene de que Marketta y su esposo tenían unos perros bulldogs franceses, que eran como los que pintaba Toulouse Lautrec y a los que les llama coloquialmente Bulli.
En 1964 empezaron a hacer algo de comida, pero Marketta Schilling creía en el proyecto y poco a poco fueron mejorando la oferta contratando a diferentes directores y cocineros.
A mediados de los 70, con Jean-Louis Neichel, El Bulli consigue su primera estrella Michelin, lo que ya supone un importante reconocimiento gastronómico.
A mediados de los 70, con Jean-Louis Neichel, El Bulli consigue su primera estrella Michelin, lo que ya supone un importante reconocimiento gastronómico.
En 1981 llegó Juli Soler como director y, junto al cocinero Jean Paul Vinay, consiguen la segunda estrella en la guía Michelín.
Posteriormente, en 1984, Ferran Adriá hace su aparición al frente de la cocina de El Bulli. Pierde una estrella en 1985, que posteriormente consigue recuperar en 1990, y en 1997 alcanza la tercera estrella Michelín que todavía mantiene.
En 1990 Ferran Adriá y Juli Soler compraron El Bulli a Marketta Schilling, que no tuvo descendencia y continuo viviendo al lado del restaurante en la casa de Cala Montjoi, donde era atendida por el equipo de El Bulli.
A partir de los 90 ya es la historia del duo Ferran Adriá y Juli Soler que más o menos conoce todo el mundo, con el reconocimiento y las portadas de los medios de comunicación que todavía no han parado. Sin embargo todo esto no hubiera sido posible sin Marketta que, como dice Ferran Adriá, será siempre el alma de El Bulli.
Posteriormente, en 1984, Ferran Adriá hace su aparición al frente de la cocina de El Bulli. Pierde una estrella en 1985, que posteriormente consigue recuperar en 1990, y en 1997 alcanza la tercera estrella Michelín que todavía mantiene.
En 1990 Ferran Adriá y Juli Soler compraron El Bulli a Marketta Schilling, que no tuvo descendencia y continuo viviendo al lado del restaurante en la casa de Cala Montjoi, donde era atendida por el equipo de El Bulli.
A partir de los 90 ya es la historia del duo Ferran Adriá y Juli Soler que más o menos conoce todo el mundo, con el reconocimiento y las portadas de los medios de comunicación que todavía no han parado. Sin embargo todo esto no hubiera sido posible sin Marketta que, como dice Ferran Adriá, será siempre el alma de El Bulli.
2 COMENTARIOS:
O sea, ¿qué todo el mérito lo tiene esta difunta y el Adriá es un jodío gambitero?
Saludos
¿Que sería El Bulli sin Adriá o Adriá sin El Bulli? No lo sabremos nunca, pero sin Marketta, El Bulli, Juli Soler y Ferran Adría no se hubieran conocido y el Bulli, tal y como lo conocemos ahora, no existiría.
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