En elBulli los petit fours, piezas pequeñas que se sirven en la sobremesa para acompañar el café y la tertulia, pasaron a partir del año 1998 a denominarse pequeñas locuras.
En el menú de la temporada 2001 éstas elaboraciones conviven con la familia de los morphings, y desde el año 2003 los morphings sustituyen definitivamente a las pequeñas locuras como último acto del menú degustación. El equipo de elBulli adoptó este nombre porque en el mundo de la imagen morphing es una técnica que transforma una fotografía en otra distinta, y estas elaboraciones surgieron con el objetivo de cambiar la terminación del menú, trasladando lo que hacían con los snacks al mundo de los petit fours.
Desde la temporada 2008 se ha producido otra transformación y la comida finaliza ahora con una caja de chocolates, lo que demuestra que la estructura del menú degustación, compuesto por unos 35 platos aproximadamente, entre cócteles, snacks, tapas, platos, avant postres, postres y morphings, está viva y sujeta a cambios, tal y como indica el punto 22 de la síntesis de su cocina, que Ferran Adrià presentó en Madrid Fusión 2006: “El menú degustación es la máxima expresión en la cocina de vanguardia. La estructura está viva y sujeta a cambios. Se apuesta por conceptos como snacks, tapas, avant postres, morphings, etc.”
Su trabajo con la empresa Chocovic y la última versión de Charlie y la fábrica de chocolate, fue lo que motivó la creación de la impresionante y espectacular caja, que reúne 17 elaboraciones de chocolate dignas del mismísimo Willy Wonka y de su fábrica de chocolate.
Para las elaboraciones crearon una partida nueva compuesta por 8 cocineros, pero lo más difícil fue pensar la manera de servirlas y el diseño de la caja, además de decidir el tiempo que se dejaba a los clientes o en que posición del menú debía ir.
También en casa puedes aprovechar esta forma de servir las elaboraciones con chocolate para poner el broche perfecto a las sobremesas de Navidad. Las tiendas especializadas y supermercados ofrecen productos con chocolate de gran calidad, por lo que sin tener que elaborarlos sólo tienes que comprar diferentes variedades (bombones, mikados, galletas de chocolate, barquillos con chocolate, frutos secos con chocolate, after eight, fruta escarchada con chocolate, trufas, etc ...) y sorprenderás a tus invitados presentando las elaboraciones de chocolate en una caja de metacrilato roja, una caja de madera color caoba, un joyero, un costurero, o en cualquier otra caja o cofre que se te ocurra y pueda servirte.
Es muy difícil explicar con palabras lo que se come, y sobre todo, lo que se siente en elBulli, pero la caja puede ser un ejemplo. Cuando el equipo de sala llega a tu mesa con la caja y abre los cajones para que aparezca el chocolate, el último acto del menú provoca un mundo de sentimientos y emociones.
En elBulli, delante de la caja de chocolate o de otro plato, no recuerdas las estrellas, el número de cocineros, si va a ser una fundación o que es un lujo poder estar allí. Tampoco importa si lo que hace Ferran Adrià es arte o si es el mejor restaurante del mundo. La reflexión no es esa. En elBulli he comprendido que el auténtico lujo es la experiencia y la emoción.